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Historias y leyendas del Manatí

El manatí es un cetáceo de agua salobre que resulta tan enternecedoramente feo, y tan inquietantemente “humano” que es capaz de entablar discernibles relaciones con los humanos y fácilmente se dispone una rara empatía entre ellos y nosotros.

El manatí es de la familia de los sirénidos. (*ampliar el photo con un clic encima.

Mermaid, sirena o manatee?

La sirena es un espíritu del agua de mucha popularidad en las islas del Caribe y partes de las Américas. La historia de las sirenas combina historias de África y Europa con la cultura del Caribe. Cuando los esclavos africanos fueron traídos al Caribe, trajeron sus historia de la sirena con ellos. Dicen que la sirena es uno de los tres poderosos espíritus femeninos del agua, y aveces se consideran hermanas. Una hermana es tranquila y seductora; y la otra es caliente, apasionada y fuerte. La personalidad de la sirena es una mezcla de estos opuestos y reúne la mas amplia variedad de temperamentos de la mujer.

En Haití, la sirena es parte de la tradición vudú, y sus seguidores apelan a ella para ayudar en las ceremonias vudú, donde el espíritu de la sirena puede entrar al cuerpo de una mujer y traer buena suerte, salud, dinero y amor. Algunas mujeres se convierten de esta manera en sacerdotisas vudú.

En muchos pancartas vudú se muestra la sirena con un espejo para admirar a sí misma y un peine por su cabello largo y lacio, así como otro símbolo común, una trompeta. El mundo submarino de la sirena se conoce como «la parte de atrás del espejo«, y su espejo es el símbolo de la frontera entre los dos mundos. Los seguidores de la sirena dicen que ella los lleva por debajo del agua a su mundo, de donde regresan con nuevos poderes. (Pancartas  con imágenes de los espíritus son una parte importante de las ceremonias vudú en Haití y cuelgan en los templos o en procesiones para saludar a los espíritus).

La Odisea de Homero, un poema épico griego que data del año 800 AC, refiere que las sirenas atraían y perdían a los navegantes y que el héroe Ulises, para oír su canto y no perecer, tapó con cera los oídos de los remeros y ordenó que lo ataron al mástil de su barco para que pueda resistir a las tentaciones de las sirenas, que le ofrecieron el conocimiento de todas las cosas del mundo.

Los conquistadores de América creyeron ver en las vacas marinas, los dóciles manatíes, seres fantásticos parecidos a las sirenas de los antiguos.

Sirenas!, vocea el Almirante Colon el 9 de enero de 1493 cuando navegaba en La Niña, en aguas del río del Oro, a la vista de tres formas grisáceas que se desdibujaban bajo el agua, pero que de pronto emergieron, dijeron haber visto tres sirenas que salieron bien alto de la mar. Pero dijo que «no eran tan bonitas como que se describen, de alguna manera en la cara se parecen a los hombres.«

Una manatí fue embajadora del Nuevo Mundo ante la corte de Felipe II y además compañera del Rey en la travesía de Barcelona a Génova en 1548. Había resistido el largo viaje a Barcelona desde las costas del Caribe, pero a Génova llegó muerta; no resistió los 25 días en las olas del Mediterráneo.

El escritor argentino Jorge Luis Borges publico en 1957 El Manual de Zoología Fantástica donde puede leerse: Sirena – supuesto animal marino.

Los mexicas ya conocían al manatí, lo llamaron tlacamichin que significa hombre pez. Mientras que los mayas lo conocían por chiilbek, que quiere decir pez grande. Los mayas y olmecas comían su carne, pero lo cuidaban mucho, pues para ellos era un símbolo de maternidad, por la forma en que la hembra cuida y alimenta a su cría.

Estos pueblos también creían que si el manatí nadaba en contra de la corriente, anunciaba sequía; y cuando viajaba a favor del río era anuncio de lluvias. Esta creencia aún existe entre los campesinos, al igual que muchas otras leyendas.

Una de esas historias cuenta que en una isla vivía una tribu de indios, gobernada por el cacique Caramatex, quien crio un manatí 26 anos en una laguna, llamándole Mato.

Manatí o Sirena: supuesto animal marino.

La historia de Mato se la debemos al escritor peruano José Durand (1925-1990), el más importante manatiólogo que se conozca. En 1950 publicó la primera edición de Ocaso de sirenas, esplendor de manatíes que es, ni más ni menos, el mejor estudio sistemático que se haya escrito sobre la realidad y el mito de un determinado animal en la historia de Hispanoamérica.

«Ocaso de Sirenas» – Esplendor de Manaties, un libro escrito por José Durand

El núcleo central de Ocaso de sirenas es la historia de Mato el magnífico, el manatí del cacique Caramatex, de la isla de Santo Domingo. Para relatar esta leyenda, José Durand acude al testimonio de cuatro notables escritores renacentistas: Pedro Mártir de Anglería, Francisco López de Gómara, Antonio de Torquemada y Antonio de Herrera, de los cronistas Diego de Landa y Baltasar Dorantes y del naturalista Jerónimo Gómez de Huerta. El portavoz de Mato el Magnífico fue el italiano Mártir de Anglería, ex capellán de la reina Isabel.

Nos relata cosas maravillosas:

La historia de Mato el magnífico, el manatí del cacique Caramatex, de la isla de Santo Domingo.

Un día los indios encontraron un raro animal atrapado en las redes de pesca; como era pequeño y dócil lo llevaron a una estrecha laguna formada junto al río, para que la tribu disfrutara de su presencia.  Con el tiempo el animal creció hasta alcanzar un gran tamaño, tanto como las canoas de pesca. El cacique Caramatex se enteró y fue a ver al animal; quedó tan sorprendido que sólo pudo decir ¡mato, mato!, que significa ¡magnífico, magnífico!

Desde ese momento los niños comenzaron a llamarlo así, se acercaban a la laguna y con solo gritar ¡mato! ¡mato!, el animal salía del agua y se acercaba a la orilla. Mato comía cuanto le daban con la mano y se volvió el animal consentido de los niños, jugaba con los muchachos, holgaba con la música e incluso permitía que le subirán encima. Pasaba los hombres de la otra parte de la laguna y llevaba diez de una vez sin trabajo.

Pero un día la isla se llenó de silencio, unos hombres de vestimenta extraña llegaron del mar y pelearon con la tribu de Caramatex. Los indios tuvieron que huir hacia la selva vencidos por las armas de fuego de los extranjeros.

Así, Mato se quedó solo en la laguna. Una tarde que comía yerbas de la orilla, uno de los extraños se acercó al animal, quien acostumbrado a las caricias de los indios, siguió comiendo tranquilamente, pero el hombre le arrojó una lanza. Desde ese momento, Mato empezó a salir a la superficie sólo para respirar; temeroso de que le hicieran daño, decidió vivir bajo el agua.

Una mañana el cielo se volvió oscuro y se desató una terrible tormenta. El río que comunicaba a la laguna con el mar se desbordó y Mato fue arrastrado por la corriente, nunca más se le volvió a ver. El agua lo había regresado a su lugar de origen.

>>>>> lea el reportaje de Arismendy Calderón: Nadando con Manatíes

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Entre los animales más extraños en América se incluyen los manatíes

En las costas de clima cálido, en ríos y lagunas de agua tibia, abundan las plantas y animales. Hay peces, tortugas, cocodrilos y muchas aves que anidan en las orillas. En esas aguas rodeadas de vegetación y protegidas del viento vive el manatí, un animal marino que habita las costas desde hace miles de años. Se trata de mamíferos acuáticos que pueden vivir tanto en aguas saladas o estuarinas, como en aguas dulces. Es una especie amenazada, en peligro de extinción. Es el único mamífero marino completamente herbívoro.

El manatí es de la familia de los sirénidos, mamíferos marinos que ya casi se han acabado. En realidad los marineros llamaban sirenas a las hembras de los manatíes que en época de crianza tienen tetas grandes y redondas, como los pechos de una mujer. En la lengua indígena Caribe manatí significa «con tetas».

Pero el manatí está muy lejos de ser una sirena; más bien parece un gigantesco gusano. Su cuerpo largo y redondeado se adelgaza hacia la cola, que es fuerte como un poderoso remo. Tiene aletas cortas y gruesas, además de bigotes en el hocico. Toda su piel es gruesa, arrugada y de color gris, aunque es común verlos de color café cuando se les pegan algas acuáticas al cuerpo.

Los manatíes tienen ojos pequeños y una capacidad visual limitada, y aunque no poseen oído externo, pueden escuchar muy bien, siendo capaces de comunicarse entre sí con chillidos en tono muy alto.

Cuando es adulto, puede medir hasta cuatro metros y pesar tanto como una vaca. Su aspecto es dócil. Parece sonreír con su gran hocico chato, que es parecido al de una vaca, por eso en algunos lugares le llaman vaca marina.

Aunque no puede respirar en el agua, se queda sumergido sin moverse durante mucho rato, ya que en la nariz tiene unos taponcitos que se cierran para evitar el paso de líquidos y se abren cuando sale a la superficie a tomar aire.

El manatí viaja a diferentes áreas para pasar el invierno y el verano a medida que cambia la temperatura del agua. A menudo ellos siguen las mismas rutas que siguieron sus padres y abuelos, y regresan a las mismas áreas año tras año.

Un bebe manatí con su madre. - (*ampliarlo con un clic encima.

Durante las mañanas, el manatí busca un rincón para protegerse del sol y descansar. En cuanto cae la tarde comienza su actividad. Juega, nada y busca comida. Donde habita, ningún otro animal come sólo plantas. Por  esa razón estos mamíferos no necesitan pelear por sus alimentos. El hombre es su único depredador.

Los manatíes han sido intensamente cazados por su carne, su gruesa piel y abundante grasa, así como por creencias mágico-religiosas que consideran que sus huesos son amuletos que traen buena suerte.

En época de celo, es decir, cuando buscan unirse sexualmente, los manatíes forman grupos. Las hembras se unen en manadas y buscan aguas tranquilas, lejos del viento y de la gente.

Luego, los machos van a encontrarse con ellas. Al reunirse, varios machos se juntan alrededor de cada hembra y giran cerca de ella, tratando de rozar su cara. Después de jugar un rato, la hembra elige a uno de los machos y ambos buscan un rincón donde aparearse.

El nacimiento de un manatí es un espectáculo que no ocurre muy a menudo y pocos humanos lo han visto. La cría nace debajo del agua.  El primer alimento que recibe es la leche de su madre.  La hembra y su cría se reconocen tocando su piel, que es muy sensible, mientras se comunican por medio de gemidos.

Cuando el manatí cumple tres años, está listo para vivir solo. Mientras esté en aguas cálidas, con suficiente vegetación, puede vivir hasta sesenta años pero usualmente su longevidad no sobrepasa los 25 años. En la República Dominicana, hay una población en pleno proceso de desaparición de menos de 70 individuos.

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Un comentario »

  1. primera vez k veo una sirena y varios manati yo siempre piense k no existían las sirenas pero ahora k las veo se k son reales quisiera verlas en personas para saber k son reales.

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  2. ya he visto manaties son tan lindos

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  3. QUE LOS MANITI SON LA PARTE MAYOR DE LA SIRENA

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  4. YO LO HE VISTO EN LA VIDA REAL, ASI DE FRENTE A FRENTE.

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  5. me encanto saber un poco mas sobre los manaties

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  6. En » La historia de Mato el magnífico, el manatí del cacique Caramatex, de la isla de Santo Domingo.» no seria la historia de Matum** en vez de Mato?

    encontre este blog buscando la historia de matum, escribiendo especificamente ese nombre porque es de esa manera que la persona que me lo menciono que lo conoce, tambien encontre una historia similar a la que escribiste en esta pagina

    http://easywebpr.com/lagallinagorda/index.php?option=com_content&view=article&id=27&Itemid=38

    donde incluyen la referencia de donde sacaron la historia (cronica de indias si no me equivoco, y el autor original)

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  7. Hola. me parecio muy interesante la informacion acerca del origen del nombre del manati, podrias proporcionarme la referencia de donde obtuviste dicha informacion? realmente me gustaria saber mas de ello y se los agradeceria mucho. Saludos

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  8. Los Manatíes son las Sirenas.

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  9. Pero cual es la relacion de las sirenas con los manties?

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  10. veeraniia martinez

    wau me emocione, de hecho y e visto sirenas van con la vallendas cuando se aparean o van a dar luz las sirenas las acompañan y hablan todo tipo de lenguaje de hecho tienen cola de manati pueden respirar debajo del aguan y salir pero son timidas.

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  11. diana gina estevez

    primera vez que veo una sirena en vida rrrrreeeeaaaalllll

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  12. Pingback: Nadando con Manatíes « Modelo de un desarrollo sostenible

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